¡Aaaaiiiiissss! ¡Que ya tienes página web! ¡Qué emoción! Cualquiera que te busque en Google podrá encontrar tu recién estrenado escaparate. Pero no vale con lanzarla a la red y olvidarte de ella, porque aún siendo un elemento más estático que las redes sociales, una página web debe tener cierto punto de dinamismo para que permanezca viva. Las analíticas que ofrece Google son infinitas, pero nosotros te recomendamos que te fijes en estas tres para ir entrando en materia. Cuando las tengas controladas, pasamos al siguiente nivel, Maribel.
1. Tráfico a la web
Está estupendo que tengas página web pero no debes perder de vista el tráfico que pasa por ella. Te interesa, y mucho, la cantidad de visitas que llegan a tu web, de dónde proceden por dónde se mueven, qué secciones son las más visitadas, porque estos son indicadores del funcionamiento y usabilidad de tu página web. Todos sabemos que los supermercados están diseñados para potenciar la compra de productos y que los chicles al lado de la cola en la caja no están ahí por casualidad. Pues en una página web igual.
2. Tasa de rebote
La tasa de rebote es el porcentaje de visitas que, según entran en tu web, salen. Sin hacer nada, ni click, ni curiosear, nada. Esto puede deberse a que a tus visitas no les interesa el contenido de tu home (porque no sea el apropiado o porque se han metido sin querer) o a un mal funcionamiento de la web. Independientemente de la razón, una tasa de rebote que va in crescendo nunca es un buen signo, así que ponte a investigar cuál es el problema para aplicar soluciones.
3. Tiempo en la web
¿Qué haces cuando ponen en la tele una peli que no te interesa? Cambias de canal. ¿Y cuando entras en una tienda y descubres que no te gusta nada? Te vas. Que tus visitas pasen tiempo en tu página web es buena señal porque hay algo que los retiene, ¡así que estate al loro! Cúrrate al máximo tu web para que su usabilidad sea la adecuada, el contenido sea de calidad y nunca olvides que debe ser resposive. Así conseguirás que tus usuarios disfruten con su visita y eso se acabe traduciendo en nuevos clientes.
Aiiiiinsss… Qué duro es tener un blog, que te repitan hasta la saciedad lo importante que es el SEO, ¡y tú no sepas ni por dónde cogerlo! Y cuando te da por bichear por Google, te deprimes incluso más, porque te pintan el SEO como lo más fácil y sencillo del mundo, y ahí sigues tú con tu blog, más perdido que Hansel y Grettel en el bosque. ¡Pues se acabó! Porque te vamos a contar cómo dar tus tres primeros pasitos para que por fin te metas en la onda del marketing de contenidos. Por supuesto, para ser un experto del SEO hay un largo camino por recorrer, pero oye, por algo hay que empezar y granito a granito, ¡se forma una montaña!
1. Identificar palabras clave
Cada artículo tiene una serie de palabras que se repiten con frecuencia y constituyen la esencia del tema del que estás escribiendo. Esas son las palabras clave. Pero, ojo, deberías identificarlas ANTES de empezar a escribir el artículo, para que tu redacción facilite la inclusión de estas palabras. Y repito, fa-ci-li-te. Esto quiere decir que si no pegan en un párrafo, no las metas con calzador, que es un canteo y encima queda mal. Hazte amigo de Google Trends y Google Adwords, que ellos saben mucho de la materia 😉
2. Contenido interesante y de calidad
Escribe sobre temas que le interesen a tu audiencia y cúrratelo un poquito, que esto también influye en el SEO. Las métricas de tu blog te soplarán si tu contenido es de calidad o si, por el contrario, el único que se lo lee es Google. No olvides que los adjetivos “interesante” y “de calidad” vienen definidos por tu público, por lo que te tocará seguramente pasar por el proceso de prueba y error. De una forma u otra, prepara cada artículo con mimo para que la conclusión del lector no sea que tu blog es una castaña. Y si esa es la conclusión, ya sabes, ¡a cambiar la estrategia!
3. ¡Las fotos también cuentan!
Efectivamente, las fotos también cuentan para el SEO porque Google también las analiza. Ponles un nombre en consonancia con las palabras clave (esto quiere decir que nunca subas una foto cuyo título sea “Captura de pantalla”), que no sean del tamaño de un portaaviones porque tardarán más en cargar y eso no le gusta ni a Google ni a nadie, aprovecha la leyenda de la foto para incluir de forma natural y sin forzar palabras clave otra vez, y si te vienes arriba, ¡adelante con las metadescripciones!